LO QUE NUNCA SE DIJO SOBRE LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA (I)




Introducción: El sueño del felino

Refiere Diógenes Laercio que Eudón era un ateniense de buen plagiar, pero también un gran soñador. Cierta noche soñó que un gato vagabundo merodeaba la casa. Molesto, comenzó a perseguirlo por el jardín para acallar, de un sólo golpe, los desagradables gemidos.

A tal efecto, llevaba una gruesa edición de "Copa en mano interrogo a los dioses", poema de su entrañable amigo Trasímaco. Corrió y corrió incansablemente por el parque, como si él mismo fuera un gato. Pero fue inútil. A los pocos segundos y desde lo alto de un árbol, el animal lo miraba con aburrida indiferencia.

Exhausto por la persecución, Eudón se despertó agitado. Observó que sobre la mesa de lectura estaba recostado y distraído el fastidioso felino. De un viril puñetazo, el filósofo acabó con él.

Eudón jamás sabrá si mato a un gato o a uno de sus sueños.

(Nota: Este relato habría sido plagiado, a su vez, al taoísta Chuang Tzu, autor del famoso cuento “El sueño de la Mariposa”)


Eudón:

Filósofo y plagiario griego, que vivió en el siglo quinto y cuarto antes de Cristo. De formación sofística, entabló una profunda amistad con Platón, de quién además fue discípulo. La insoportable fama del maestro y la aparición de Erea, la más bella de Atenas, acabó por distanciarlos definitivamente. Se convirtieron en enemigos acérrimos. (Cabe aclarar que la muchacha, harta de las peleas entre los dos filósofos, terminó casándose con el poeta Tucídides, quien logró enamorarla recitándole su mínimo poema "El Hades antes que tu ausencia", y que decía, simplemente, Oh, Erea, el Hades antes que tu ausencia)

Como es de público conocimiento, Platón gustaba de pregonar su pensamiento a través de alegorías (recuérdese la harto-citada "Alegoría de la Caverna") y no se descarta que en ciertos escritos –hoy perdidos- haya utilizado al gato de Eudón como animal fetiche.

En venganza a su envidiado colega, Eudón se tentó a construir una obra paralela, utilizando la figura de un burdel en reemplazo de la caverna.


La obra no pasó de ser leída por algunos primos de Eudón, que tuvieron el buen gesto de leerla sólo porque debían al filósofo algo de dinero. Según Diógenes Laercio, la Alegoría del Burdel nunca llegó a manos de Platón, aunque de haberlo hecho –se infiere- poco influencia habría tenido sobre el desarrollo del pensamiento occidental. Eudón se resignó al arte del buen plagiar, mientras que Platón continuó su obra de manera implacable.


Últimas palabras de…¿Eudón?

“Mi Academia y yo trabajamos intensamente para que dentro de 2.300 años el hombre pueda disfrutar a pleno del conocimiento de sí mismo y de los beneficios de la razón. Somos optimistas.”

Estudiosos aún sostienen que la frase perteneció “al de anchas espaldas”, pero es indemostrable. Platón escribió su obra tan rápido como pudo, pero tal vez no haya podido evitar que Eudón le plagiara hasta sus últimas palabras.

Hoy podemos dudar (y muy seriamente) de los beneficios de la razón. Pero no dudamos que Eudon terminó bebiendo de su propia medicina. Porque él mismo fue plagiado, veintitrés siglos después, por un fabricante de remedios. El ansiolítico-digestivo comercializado actualmente por Laboratorios Baliarda, dedica todo su prospecto a las bondades del Eudón Bromazepam, pero ni una mención hace al malogrado filósofo que (¡oh, ironía de los dioses!) finalmente vio plagiado su mismísimo nombre.

 
Copyrigth ¿Gustavo Boschetti? - 2010

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